martes, 25 de octubre de 2011

Seis

Me quedé completamente shokeada y lo peor es que no se por qué. La verdad es que ver esa pelea me dejó algo pensativa. Primero porque no tenía idea de qué estaban hablando, segundo , porque una chica "sueña" las cosas que van a pasar, y tercero, serían tal vez... ¿celos? Jajaja, claro que no. Yo no puedo estar celosa porque mi compañero de clase guste de una completa desconocida. Pero no comprendí el fin de la pelea, ni porque se estaban peleando, ni nada. Así que, con todo el dolor, traté de olvidarme de todo, o me iba a volver completamente loca. Caminé por el pasillo para dirigirme al patio y sentarme otra vez sola, pero en ese momento, un chico de unos veinte años o más, apareció de sorpresa y se puso delante mío. Su cuerpo era enorme, con su cabello negro, unos ojos muy celestes y unas finas cejas. Sus facciones eran muy marcadas, tenía un par de pecas, pero, más allá del miedo que daba, era extremadamente bello. Hasta podría decir que era un ángel perdido en la tierra, si no fuera por como me mira. Pareciera que esta a punto de comerme
— ¿Escuchaste? —Preguntó groseramente, con sus ojos clavados en los mios.
— ¿A qué te refieres? —Pregunté haciéndome la tonta y mintiéndole.
—Mejor así, si me entero que andas muy cerca de mi hermano, lo vas a pagar caro.
Dijo eso, y el maleducado morocho se retiró sin decir nada mas, mientras que yo trataba de tranquilizarme. Con el poco aire que me quedaba, ya que lo que más deseaba en el mundo es poder salir corriendo de allí, caminé hasta el patio, donde me senté lo más alejada de todos, y más que nada del morocho, que me miraba amenazante. Y cuando su mirada se juntó con la mía me dio un miedo terrible, hasta que una chica, de cabello castaño oscuro y flequillo y de una estatura media, pero comparándola con el, era una miniatura, le pegó en el brazo y el se rió con burla.
No quería encontrarme más en la ecuela, no se si era por el miedo a este chico, o porque me sentía extraña junto a su hermano, pero la verdad es que este había sido el más extraño y peor día de clases de toda mi vida.
Así que, con cansancio, me dirigía a mi siguiente clase, Historia. Como en todas las demás materias, la profesora María Luisa Morrison, nos contó de lo que se iba a tratar la materia este año: Europa Occidental.
 
—Vamos a empezar con España, así que vamos a hacer un trabajo práctico donde los grupos los armo yo—todos comenzaron a quejarse—.Ya, ya, cálmense. —pidió la profesora, mientras agarraba una libreta de color verde agua y una lapicera. 
—Barrymore, con la señorita Dragon.—empezó a decir la profesora, y a mientras que ella decía los grupos, los alumnos se iban parando de su lugar y se dirigían donde estaba su compañero.
—Señorita Romero, usted es nueva. —me habló la señora, con una sonrisa—. Bienvenida al Truman Collage.
—Muchas gracias. —le dije.
—Bueno su compañero va a ser el señor Christopher Hill.
Cuando dijo el nombre de mi compañero, un chico de pelo castaño se acercó a mi. Su cuerpo era perfecto. Tenía unas facciones dulces y suaves, con una piel blanca como la nieve y si me hubiera animado, le hubiera tocado la piel para ver si era suave como me la imaginaba. Medía una cabeza y media mas que yo y tenía unos enormes ojos celestes. Su boca era chica igual que su nariz.
—Hola Romance—me saludó el chico, que tenía la voz grave de hombre—. Soy Christopher, pero dime Chris.
—De acuerdo, tú dime Ro o como quieras. —le dije, mirandolo como idiota, pero el se dió cuenta de que lo miraba y corrí de inmediato, avergonzada.
—Bueno Ro, comencemos a trabajar. —Dijo mi compañero de banco, agarro un libro de historia y comenzó buscando por el índice. Así que yo agarre el otro libro e hice lo mismo.
Comenzamos a hacer el trabajo práctico. Las dos horas fueron algo aburridas pero con Chris pudimos terminar la tarea y luego de que le dimos el trabajo a la profesora el timbre sonó y todos los alumnos se fueron a recreo que duraba diez minutos. Salí del aula y estaba llendo hacia el patio de la escuela pero en ese momento sentí un brazó tomándome por la cintura y me quedé pegada a su cuerpo. Al ver su cara a centímetros de la mía, sentí que mi sonrojaba, y mucho. Pero luego de unos segundos, nos separamos.
—Emm... Lo siento, es que te estaba llamando y tú no me escuchabas.
—Jajaja, si, si. No hay problema. —Dije tan nerviosa como él.
—De veras, Romance. No quise, yo, de verdad no... —Lo interrumpí
—Tranquilo Chris, ya entendí
—Gracias. —dijo avergonzado
— Dime.
— ¿Decirte qué? —Dijo confuso.
—Lo que me ibas a decir, por lo que me llamabas. —le dije riendo.
—Claro, claro—susurró rojo como un tomate—. Te quería decir, ya que eres nueva, si no quieres estar conmigo y te llevo a recorrer la escuela o lo que tu quieras. —Me dijo, sonriendo.
—Por supuesto, me encantaría—le respondí, sonriendo—. Es bueno estar con alguien, y que no me ignoren.
—No, claro que no, yo jamás te ignoraría—Dijo ahora serio—.Bueno, ¿vamos?
—Vamos. —Dije caminando a su lado

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